Los caballos de Yakutia apenas miden 150 centímetros de altura, tienen las extremidades cortas y robustas, complexión compacta y pelo abundante y grueso tanto en las crines como en el cuerpo. Viven en esta región de la república de Sakha, en Rusia, donde las temperaturas llegan a alcanzar los70º C bajo cero durante los meses más fríos. Y sobreviven todo el año al aire libre, sin el refugio de un establo, buscando el pasto escondido bajo la nieve durante el invierno, que dura siete u ocho meses.
El origen de estos animales no está claro, pero su adaptación a este clima tan extremo sucedió prácticamente de la noche a la mañana, hablando desde un punto de vista evolutivo. Según un estudio publicado en la revista PNAS, en menos de 800 años, los caballos yakutos se adaptaron a las temperaturas extremas del este de Siberia tras un proceso en el que se vieron involucrados muchos genes, entre los que se incluyen algunos también presentes en los grupos humanos de Siberia y en los extintos mamuts lanudos.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Copenhague, dirigido por el investigador Ludovic Orlando, del Centro de GeoGenética del Museo de Historia Natural de Dinamarca, ha estudiado el genoma completo de nueve ejemplares actuales de caballos yakutos y de dos ejemplares que vivieron en el siglo XIX y hace 5.200 años respectivamente, y los han comparado con el genoma de 27 caballos domesticados y con el de tres caballos de Przewalski, una especie salvaje procedente de Mongolia.